Le echo de menos. Todos
los días de mi vida le echo de menos. Echo de menos como camina,
como habla, cómo sonrié, cómo se arrasca la nariz o me da un beso.
Echo de menos lar largas conversaciones que teníamos todas las
tardes a través del ordenador. Echo de menos que me emocione, que me
llegue al corazón, y que simplemente no sea alguien más. Echo de
menos que sea esa mancha de color entre un montón de borrones de
tinta negra. Pero ahora todo eso se ha ido. Parece que ya no exista,
que todo su ser se haya esfumado y que apenas quede nada de lo que yo
amo. Intento buscar en él, encontrar aquello que me llamó tanto la
atención, lo que me enamoró profundamente, lo que tiró los muros
de hielo en mi corazón, pero no lo encuentro. Es como ver el
fantasma de alguien que fue y que ya no es nunca más y duele mucho.
Duele más de lo que creía.
Nunca he entendido a las
chicas que lloran por amor, nunca he entendido por qué parecía que
su vida se había acabado, por qué se sentían tan vacías. Siempre
creí que estaría por encima de todo eso, que sabría ser fuerte,
que no me dolería porque era independiente y segura. Pero cuando
llega el amor, parece que todos tus planes se derrumban en un
segundo. Todos y cada uno de ellos.
Nos quisimos durante un
verano. No fue mucho tiempo, pero para mí eso fue suficiente como
para que me quedase huella toda la vida. Veía en él todas las cosas
que veía en mí: teníamos los mismo gustos de música, películas,
era listo, y me encantaba. No vivíamos en la misma ciudad, de hecho,
vivíamos a 300 kilómetros el uno del otro, pero eso nos impidió
hablar todas las tardes. Hablábamos y hablábamos sin parar,
contándonos todo, diciéndonos cualquier cosa, y era la mejor
sensación del mundo. Me enamoré perdidamente de él y durante los
tres meses de verano, fuimos uno. Y yo fui plenamente feliz en mi
vida. Le echaba de menos, claro, pero no del mismo modo en que le
siento en falta ahora. Porque antes simplemente no estaba a mi lado,
no podía tocarle, pero sabía que estaba ahí y eso era suficiente,
pero ahora es como si hubiese muerte, como si el chico que conocí
hubiese desaparecido para siempre y ya no pueda encontrar nada de esa
persona que era en él. Cuando hablamos, él cada día pierdes más
su color y deja de ser la mancha que era para convertirse en otro
borrón de tinta. Y no quiero que desaparezca, no quiero que vuelva
todo negro, no quiero perder la esperanza, pero la estoy perdiendo.
¿Dónde está ahora?
¿Dónde está aquel chico que conocí? ¿En dónde se perdió?
Quiero saber qué ha pasado con él. Todos los días siento como mi
corazón se rompe en mil pedazos cuando me ignora, o cuando no puedo
ver en él la magia que vi en su día. Es como si poco a poco se me
fuera de las manos y aunque trate de agarrarlo, nunca llego a
cogerlo. Me siento tan impotente y dolida... Y no sé qué hacer.
¿Cuánto tiempo voy a seguir persiguiendo a un fantasma hasta darme
cuenta de que realmente se ha ido? Porque quizás si siga esperando
él recobre su color y todo vuelva a ser como antes... pero parece
que eso es imposible. Y no sé qué hacer. De verdad que no lo sé.
Hace tiempo que olvidé cómo se hacía eso de los planes, cómo era
tener unos esquemas definidos, cómo era sentirse el dueño de tu
propia vida. Hace mucho tiempo que no recuerdo mi vida anterior.
Estoy estancada. Estancada en un pasado con él que me impide ver lo
que en su día fui y no me deja avanzar hacia adelante. El problema
es que quizás no quiera avanzar, y quizás tampoco quiera volver a
mi situación pasada. ¿Cómo volver a comer comida humana cuando has
probado el néctar de los dioses? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?
¿Volverá? ¿No volverá? ¿El mundo se convertirá en esa mancha
gris que siempre fue o abrá alguien más que la de color?
¿Volveré a ver el
arcoíris todas las mañanas? ¿Volveré a brillar con todos sus
colores?
Increíble. A través de tus palabras sencillas transmites todo lo que tienes que transmitir. Te doy muchísimo ánimo y muchísimo apoyo para que sigas haciendo lo que haces. Un besito y un abrazo muy fuerte!
ResponderEliminarClaro que volverás
ResponderEliminar